El esquiador va sobre un asiento de fibra de vidrio acolchado con espumas termoformables, sujeto a un chasis con suspensión que va unido a uno o dos esquís, en función de la discapacidad y el equilibrio del usuario.
El esquiador se ayuda de estabilos (muletas con un pequeño esquí en la punta). Éstos se utilizan para el equilibrio, los giros y el desplazamiento en zonas planas.
Estas sillas están especialmente diseñadas para poder utilizar los remontes de forma totalmente autónoma. En el inicio se utiliza una barra de asistencia o pilotaje que se coloca en la parte trasera, posibilitando el guiaje o asistencia de un monitor.